viernes, 29 de abril de 2011

El que no esté libre de pecado que tire la primera letra




Hablar, tal vez hablar en los devoramientos del alba, en las cenizas frías, en las constancias que no habrá de leer nadie…

José Carlos Becerra.

Ponerse a hablar así, en voz baja con la noche

desde la lengua, el papel y la alcantarilla

sacando telarañas de cualquier rincón

para tejerse un abrigo cualquiera

sacando letras de cualquier rincón

para tejerse un nombre cualquiera

Hablar con la noche acariciándole la frente

mirando tu reflejo en los ojos de la noche

sosteniendo el libro en blanco entre tus manos

anclando tu corazón al borde de la mesa


Hablar así

para cortarle la lengua a los crepúsculos

Hablar así

vaciando de sangre a la ceniza que nos vela el sueño


Hablar con la noche para amamantar los cementerios

Para limpiar y blanquearle los huesos a la muerte

Nos ponemos a hablar así,

envenenándonos el paladar cuando decimos la palabra muerte,

con la luz escondida bajo la cama como un niño asustado

con la luz escondida bajo los párpados como un deseo asustado

Nos ponemos a hablar así,

con voz de óxido y tabaco

y con un hormiguero que crece bajo las sábanas


Hablar de la ley y la condena, del índice de sal que dicta sentencia

Imprecar a los jueces de dientes podridos que cargas desde tu nacimiento

Y sólo atinas a saborear el polvo de una frase

Y sólo llegas a pronunciar una frase de polvo

que huye como ave herida al regazo de la noche:

El que no esté libre de pecado que tire la primera letra


Y sabes que no es cuestión de poner a hervir la sangre cuando despiertes

Y sabes que no es cuestión de roerle el hueso a la madrugada hasta gastar tus encías

Porque ya no es posible otra cosa que cerrarle los labios al verano

ahora que quieres dar tu confesión a la noche

y salir a orinar las calles con poemas y cálculos renales


Y te pones a hablar así,

sabiendo que cada ola es la medida del mar

que cada palabra es la medida del hombre

que cada herida es la medida del hombre

y que la noche no tiene medida

porque es una mujer insomne y cubierta de fiebre

y que el tiempo no tiene medida

porque es un actor deforme con mala memoria

borracho y desnudo en el centro del sueño

borracho y desnudo en el centro de tu propio escenario


Hablar entonces con ese estribillo que te inventas todos los días

cuando la luz que de tanto darse mordidas se acaba a sí misma

Y te disuelves en ese laberinto de frases de polvo

Y escuchas de nuevo salir de tus labios la frase,

igual que un muerto que sale de alguna fisura del tiempo agitando banderas:

El que no esté libre de pecado que tire la primera letra


Y te pones a rascarle la cabeza al olvido como a un perro manso

gestando el error y la mentira en el vientre,

mirando de reojo al fracaso que pasa vestido de traje y sombrero

y se sienta a observar cómo te pierdes en este laberinto de polvo


Y sólo esperas el estribillo que ha de llegar como una plegaria

Y miras el estribillo que te llega como una mortaja

después de haber gastado palabras haciendo tu confesión a la noche

Y la voz al fondo del vaso entonces te dicta sentencia

El dedo de sal te señala y te dicta sentencia

Retomas el estribillo como un escudo contra la espada

como el héroe de historieta que toma su capa:

El que no esté libre de pecado que tire la primera letra


Nadie te dijo que hacer confesiones era sangrar un poco

que tu vida era luz en el útero de la noche cubierta de fiebre

que los poemas que habrías de gastar eran la expiación de tu condena


Y así hablas con esta noche que viste de negro

como todas las noches que visten de negro

Así hablas, así te confiesas,

así purgas la condena que tú conoces

con las palabras y el estribillo que la noche conoce


La noche que en algún lugar te espera siempre

La noche que te espera con los ojos y oídos abiertos

y tú

con dolor y poemas seduces lentamente

la noche que huele a noche y te espera con las piernas abiertas

y tú

con amarga soledad, desde hace años, penetras dulcemente.



Publicado en Opción (Revista del alumnado del Instituto Tecnológico Autónomo de México), ITAM, Año XXVII, No. 153.

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